- El magnate mexicano impulsa proyectos clave como el yacimiento de gas Lakach y Zama, que podrían representar el 10% de la producción nacional.
Ciudad de México, 3 de junio de 2025. El empresario Carlos Slim ha dado un giro estratégico en su carrera al convertirse en el actor privado más relevante dentro del sector energético mexicano. A través de inversiones que superan los 2 mil millones de dólares, el hombre más rico del país ha consolidado su presencia como socio clave de Petróleos Mexicanos (Pemex), al liderar proyectos petroleros y gasíferos de alto impacto para la producción nacional.
El movimiento de Slim hacia el negocio petrolero se ha dado de forma gradual pero constante. Primero, mediante la adquisición de una participación en Talos Energy, la cual transfirió a su filial mexicana. Luego, en 2023, cerró un trato de 530 millones de dólares para adquirir dos yacimientos petroleros propiedad de otro magnate, y más adelante anunció un ambicioso plan de 1,200 millones para desarrollar el campo Lakach, un proyecto de gas en aguas profundas del Golfo de México.
Estas acciones lo colocan no solo como el mayor inversionista privado en Pemex, sino como uno de los pocos dispuestos a arriesgar capital en una empresa estatal con graves problemas financieros, operativos y de credibilidad internacional. “Juega en una liga distinta porque tiene unos bolsillos profundos a los que puede recurrir”, explicó John Padilla, director de la consultora energética IPD Latin America, al destacar el perfil financiero de Slim.
El empresario de 85 años, conocido por haber edificado su fortuna a partir de la privatización de Telmex en 1990, parece repetir el patrón que lo llevó a la cima: invertir en sectores estratégicos dominados por el Estado, justo cuando atraviesan crisis severas y requieren de eficiencia operativa. Hoy, al igual que hace más de tres décadas, Slim encuentra un gobierno que lo necesita, una industria colapsada y un entorno sin competencia real.
Grupo Carso, su conglomerado empresarial, ya posee una participación minoritaria en Zama, uno de los campos petroleros más prometedores del país, que se estima contribuirá con el 10% de la producción total de crudo de México en los próximos años. También está aliado con Pemex para el desarrollo de Lakach, donde planea aplicar tecnología y experiencia mediante la contratación de ejecutivos e ingenieros especializados que ha integrado a través de adquisiciones recientes.
Aunque la industria petrolera es nueva en el portafolio de Slim, su entrada representa un cambio de rumbo que podría redefinir el futuro energético del país y reconfigurar la relación entre el Estado mexicano y la inversión privada en uno de los sectores más estratégicos de la economía nacional.